Brand New, “The Devil and God Are Raging Inside Me” (2006)
1. Sowing Season 4:31
2. Millstone 4:16
3. Jesus Christ 5:18
4. Degausser 5:32
5. Limousine 7:42
6. You Won't Know 5:42
7. Welcome to Bangkok 3:05
8. Not the Sun 3:09
9. Luca 5:08
10. – 2:04
11. The Archers' Bows Have Broken 4:14
12. Handcuffs 4:10
En el relato de la historia del rock, está instalado que este murió en los noventa de dos estocadas, primero, el suicidio de Kurt Cobain, y segundo, con la invasión del pop ready-made de Meamiiii de artistas prefabricados como los Backstreet Boys y Britney que invadió las ondas catódicas del globo. Para la crítica especializada que antes vivía en revistas de papel, que prefiere ignorar por prurito artístico el arco que va del post grunge comercial de Staind y Puddle of Mud al nü-metal de Linkin Park y Korn, la música de guitarras “revivió” en New York en el siglo XXI de la mano del garaje rock de The Strokes y The Yeah Yeah Yeahs. Para el rockero argentino, incluso aquellos que escuchan algunas de las bandas citadas arriba, el rock bien muerto quedó, enterrado en una tumba en algún lugar de Washington State. Sin embargo, no hace falta revolver mucho en la Wiki para encontrar que al mismo tiempo que las discográficas multinacionales perdían interés en el grunge, en un circuito más independiente comenzaba a tomar forma una nueva generación de lo que se etiqueta como post-hardcore, tras los pasos de bandas pioneras de los ochenta y noventa como Minor Threat, Hüsker Dü, Fugazi, Unwound, Slint y siguen las firmas. Los destacados de esta generación, tras la incandecente y efímera carrera de At the Drive-In, son a mi gusto Thrice, Thursday y Brand New. Me animo a decir que The Devil and God Are Raging Inside Me, tercer disco de Brand New, su debut en una discográfica grande, es el Ok Computer, el White Pony del post-hardcore de los 2000. Atrás de esta tapa sencilla y alucinante, encontramos canciones que conjugan un sonido de linaje alternativo con letras de angustia grunge y gritos de viseralidad hardcore. Sowing Season Jesus Christ y Degausser son hits, pero todo el disco está a la altura, hasta impasses instrumentales como Welcome to Bangkok. En definitiva, lo que quiero decir en esta reseña es que el rock no dejo de inventar y avanzar después de 1994, no murió, sino que solamente no lo estaban pasando en el canal que la mayoría de la gente estaba mirando.
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